¡Hola, cinefiluchillos de tres al cuarto!
Tras sobrevivir a una monstruosa gripe (TM), vengo a hablaros de mi tercera y más reciente incursión en el Antiguo Cine España. No os hablé de la segunda (¡Piratas!) porque tampoco dio para mucho. Estuvo bien, y punto. De lo que voy a hablaros es de Lo Imposible. Ya sabéis, esa película española de tsunamis de la que todo el mundo habla. No, 50 sombras de Grey es otra cosa.
Tras sobrevivir a una monstruosa gripe (TM), vengo a hablaros de mi tercera y más reciente incursión en el Antiguo Cine España. No os hablé de la segunda (¡Piratas!) porque tampoco dio para mucho. Estuvo bien, y punto. De lo que voy a hablaros es de Lo Imposible. Ya sabéis, esa película española de tsunamis de la que todo el mundo habla. No, 50 sombras de Grey es otra cosa.
Miento, no voy a hablaros de Lo Imposible. Mucha gente más cualificada que yo ya se ha dedicado a destripar el filme, analizar hasta las pelotillas de la nariz de Ewan McGregor y publicarlo en la red, así que si queréis reviews de la película, tendréis que echar mano de Google. Yo, como de costumbre, voy a hablar sobre todo de la sala y del público. Y algún que otro spoiler habrá. Allá va el primero: hay una enorme ola.